Entre Junio y Julio de 2016 inició en mí un sin
número de emociones, sentimientos y desafíos ocasionados por el descubrimiento
de que padecía cáncer. Sí, cáncer. Qué palabra tan llena de tabúes y de
connotaciones negativas… al principio todo fue confuso: ¿Qué? ¿Cómo? OK, sabia
el por qué: un cuadro genético en mi árbol genealógico, suficiente estrés y varios gramos de
tristeza, eran los detonantes para que esta palabra llegara a mi cuerpo. En mi
vida ya había estado cuando lo viví con mi mami, pero esta palabrita, que en
los exámenes solo ves con dos letras (CA) alteraría toda mi zona de confort.
Además, la palabra no llegó sola, había
otra un poco más aterradora: Metástasis… ¡Dios ¿Qué es esto, un ataque terrorista? El estado islámico
me invade y yo sin darme cuenta… En fin, de la noche a la mañana sentí que se
me apagaba la luz, todo quedó oscuro y no encontraba el interruptor… la verdad
es que yo no me sentía mal, no me sentía enferma, solo el dolor que me hizo ir
al médico, pero este, con un poco de morfina pasa y pude entonces
comenzar a buscar el interruptor…
Mis vibras |
Una vez viendo claridad, me dije que esto era solo un paréntesis, un proceso, solo un pequeño viaje que debía recorrer para alcanzar la cúspide de mi alma.
Y así comenzamos.
Una operación que duró 10 horas. Al salir, quería ver la sonrisa de mi mamol, además
tenía hambre y ganas de hacer pipí jajajaja y normal pues,
pedí ir al baño… y la enfermera con cara de asombro me dice: “No, doña Emma, Ud.
tiene sonda, haga pipí”. Juro que no sabía como
hacer, pero las ganas me vencieron…
La reunión para hablar de quimioterapia,
otra palabra que a muchos les da escalofríos, por los efectos secundarios. En
dicha reunión hacen un complot, para contarte sobre eso, un psicólogo, una
nutricionista y quien será tu médico de cabecera para las emergencias. Allí
estoy un poco aturdida escuchando qué puedo o no comer, que es mejor que no
revise sobre la enfermedad en google jajaja, y que si me llega a dar fiebre de
38,2 corra a emergencias… y me dejan mas en el aire cuando me dicen: “Tienen tres
opciones para dejar el tratamiento:
1.- Por que el paciente quiera, sabiendo los
resultados,
2.- Debido a la alta toxicidad y sus efectos
secundarios,
3.- Porque el tratamiento no esté dando
resultados favorables”
Es obvio que en ese momento no tomé ninguna
de las opciones. Solo pensé que debía
seguir el protocolo establecido por el oncólogo y que él y yo haríamos ese
recorrido buscando resultados favorables para mí.
Mis pelitos y Joaquin |
Aún falta cosas en este cuento, pero como en las novelas esperen pronto un nuevo episodio … jajajaja